Son muchas las mamás que me preguntan a menudo cómo hacer para que sus niños y niñas realicen labores en el hogar y, sobre todo, en sus propios dormitorios.
Por lo general, son los padres quienes dedican tiempo a recoger los juguetes, ayudan a los hijos a vestirse, reclaman que colaboren en recoger la mesa o limpian semanalmente las habitaciones. Y cuando sus niños tienen entre 12 y 14 años y quieren que ordenen su habitación, no lo consiguen.
Como todo en el aprendizaje infantil, lo primero y más importante es empezar enseñándoles desde que son pequeños.
El mundo actual, con nuestras prisas y poco tiempo, parece que nos impide dedicar tiempo a nuestros pequeños. No tenemos paciencia ni ganas de perder más tiempo del habitual: parece que es más fácil intentar resolverlo cuando sean más mayores y discutir con ellos si debe o no realizarse una labor en casa.
¿Necesitas algunas claves para empezar? Te dejamos seis:
1. Empieza desde que son muy pequeños con tareas adecuadas para su edad: se puede empezar cuando tienen un par de años. Pueden llevar y traer un vaso o un plato a la mesa, “ayudar” llevando una camiseta al armario… lo importante es que se sientan útiles colaborando con sus padres. A partir de entonces, las tareas pueden ir aumentando la dificultad. Con tres años pueden recoger sus juguetes cada día y ayudar a mezclar ingredientes en la cocina. Con cuatro años puedes empezar a enseñarles a separar ropa para la colada, fregar la vajilla (con supervisión y cosas sencillas), poner la mesa… Desde los cinco pueden hacer su cama y pasar un aspirador, además de limpiar el polvo.
2. Sé paciente y dedica tiempo a enseñarles: Todas estas tareas requieren que, al principio, cuando se les enseña, los padres dediquen tiempo y sean pacientes. Evidentemente los niños no lo harán bien, pero lo importante es que lo incorporen como algo habitual en sus vidas.
3. Deja que se equivoquen: relacionado con lo anterior, si el primer día que los padres ven la cama, no les gusta, la deshacen y la mejoran, el niño no tendrá como reto hacerla bien cada día. Se acostumbrarán a que papá o mamá luego la harán bien y dejará de estar interesado.
4. Crea rutinas: intenta que antes de salir de casa hagan cada día su cama, sin excepción, y que recojan de la mesa su servicio. Semanalmente pueden dedicarse a limpiar y recoger su habitación (da igual lo bien o lo mal que lo hagan: es suya, tienen que responsabilizarse)… lo importante es que sigan unos hábitos o rutinas, que ya se instalarán en su vida para siempre.
5. Predica con el ejemplo: somos seres humanos y nos gusta hacer cosas junto a otras personas. Sentimiento de manada. Si los niños ven que los padres hacen la cama cada mañana, se sentirán más motivados para hacer la suya. Igual ocurre con otras tareas de la casa. Los niños aprenden lo que ven, aprovecha mientras son pequeños para transmitirles lo que les ayudará cuando sean mayores.
6. Que no sea un castigo ni motivo para conseguir un premio: muchos padres imponen el orden y la limpieza en casa como un castigo (si no lo haces, no sales, o no vamos al parque). Esto genera negatividad y elimina la voluntad en los niños (y también en los adultos). Intenta que entiendan que una habitación ordenada les ayudará a ser más felices y a encontrar lo que necesitan. Para ello, es importante que hagan las tareas por los motivos explicados anteriormente, no porque quieran conseguir un premio a cambio.
Antonia M. Moreno.
Periodista y comunicadora. Aunque no se dedica a ello profesionalmente, lleva cuatro años ofreciendo consultoría sobre el orden en el hogar, en la oficina y en la vida diaria. Su blog
Casa Perfecta está abierto a todas aquellas personas que quieran ordenar eficazmente cualquier espacio y adquirir rutinas de mejora organizacional.