Cuando aprendemos a conducir, durante el primer año, llevamos una señal bien visible en el coche, para indicar que estamos en "periodo" de aprendizaje. Durante ese tiempo esperamos que el resto de conductores tengan paciencia con los errores que cometemos.
Los niños o niñas tienen una señal inequívoca de que están en periodo de aprendizaje, son pequeños. Recordarnos en los momentos de tensión que son "conductores noveles". Un tema de especial preocupación para los padres y madres de esta sociedad es caminar de la mano al cruzar la calle, o bien por la acera. Sabemos que el control de impulsos, los niños comienzan a manejarlo a partir de los seis años. Y ese control se perfecciona hasta la edad adulta. Nuestro miedo en estos casos es que el niño o niña sea atropellado.
El niño lo "ve" de otro modo. Ya sabe andar sólo, y quiere ser mayor, por lo tanto, en su visión del mundo, está capacitado para cruzar la calle sólo y mucho más para ir por la acera. El conflicto está servido, puesto que los sentimientos y objetivos son completamente diferentes en pequeños y mayores. En estas circunstancias es muy probable que se establezca una lucha de poder. Todos sabemos que las luchas de poder son desiguales, y cuando se producen entre niño y adulto, esta característica es aún más pronunciada.
Lógicamente no vamos a permitir que una personita que aún no controla sus impulsos cruce la calle solo. Así que se hace necesario encontrar un puente de unión entre las necesidades y percepciones de grandes y pequeños. El idioma de los más pequeños y pequeñas de la casa es el juego y el cuento. Inventemos juegos para ir por la calle que impliquen ir de la mano, o bien cuentos en los que explicamos los "peligros" que comportan nuestras modernas ciudades. Nuevamente, estemos atentos al lenguaje que usamos, puesto que queremos que los niños y niñas comprendan el motivo para "darnos la mano", no que teman cruzar la calle o caminar por la acera.
Teresa García.
Psicologa clínica.
Puedes encontrar más ideas y recursos en "Sin Castigos"
Los niños o niñas tienen una señal inequívoca de que están en periodo de aprendizaje, son pequeños. Recordarnos en los momentos de tensión que son "conductores noveles". Un tema de especial preocupación para los padres y madres de esta sociedad es caminar de la mano al cruzar la calle, o bien por la acera. Sabemos que el control de impulsos, los niños comienzan a manejarlo a partir de los seis años. Y ese control se perfecciona hasta la edad adulta. Nuestro miedo en estos casos es que el niño o niña sea atropellado.
El niño lo "ve" de otro modo. Ya sabe andar sólo, y quiere ser mayor, por lo tanto, en su visión del mundo, está capacitado para cruzar la calle sólo y mucho más para ir por la acera. El conflicto está servido, puesto que los sentimientos y objetivos son completamente diferentes en pequeños y mayores. En estas circunstancias es muy probable que se establezca una lucha de poder. Todos sabemos que las luchas de poder son desiguales, y cuando se producen entre niño y adulto, esta característica es aún más pronunciada.
Lógicamente no vamos a permitir que una personita que aún no controla sus impulsos cruce la calle solo. Así que se hace necesario encontrar un puente de unión entre las necesidades y percepciones de grandes y pequeños. El idioma de los más pequeños y pequeñas de la casa es el juego y el cuento. Inventemos juegos para ir por la calle que impliquen ir de la mano, o bien cuentos en los que explicamos los "peligros" que comportan nuestras modernas ciudades. Nuevamente, estemos atentos al lenguaje que usamos, puesto que queremos que los niños y niñas comprendan el motivo para "darnos la mano", no que teman cruzar la calle o caminar por la acera.
Teresa García.
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