Es de sobra conocido que la última gota es la que "colma el vaso". Utilizamos esa expresión para explicar una reacción exagerada ante una nimiedad. Es que el día de hoy ha sido extremadamente difícil... y a esta frase siguen una cantidad de situaciones complicadas que han ido gastando nuestra energía.
Lo mismo se aplica a una relación personal. De pronto un día, por una broma que no nos ha gustado decidimos enfadarnos con alguien. Y cuando nos dicen "pero sí solo fue una broma...", la respuesta suele ser "es que con esa gota me colmó el vaso"...
¿Existe en los niños "esa última gota"? Pues logicamente, sí. Muchos padres y madres me cuentan asombrados la reacción exagerada que tienen sus niños ante cosas muy pequeñas. En esos casos les pregunto a qué llaman "cosas pequeñas". Y me cuentan la "perreta" del siglo por no tener unos cereales determinados en casa, o porque el paquete de galletas se cayó y las galletas ser rompieron. A esto le llama Aletha Solter el "efecto galleta rota".
Todas las personas necesitamos en algún momento dar salida a la frustración. Tanto si la nombramos "gota que colma el vaso", como si la nombramos "efecto galleta rota", nos estamos refiriendo a un momento en el qué las emociones de enfado, tristeza, etc. quedan al descubierto.
Aún conociendo esto, cuando un niño o niña llora desconsoladamente, las personas responsables de su cuidado sienten desazón, cuando no tristeza. Y hacer una escucha activa (o pasiva, según el caso) para un pequeño o pequeña, se convierte en una árdua tarea. Ya que el llanto suele aparecer en lo que los adultos tienden a calificar como "el peor momento" (justo antes de salir a trabajar, justo en la puerta del cole, etc.)
Ser el soporte emocional (así como el físico mientras no saben deambular) es una función parental. Pero no siempre se tiene el entrenamiento adecuado, y sobre todo, no siempre se han trabajado las propias emociones reprimidas, que tienden a reaparecer cuando queremos actuar dicho soporte emocional.
Una vez más, conocer la etapa evolutiva y saber que las reacciones infantiles son similares a las adultas, nos da la primera pista. Y hacernos conscientes de nuestras propias reacciones emocionales frente al llanto de nuestros hijos e hijas, nos muestran si estamos "forma" para apoyarles emocionalmente.
Encuentra más ideas y recursos en "Sin Castigos".
Lo mismo se aplica a una relación personal. De pronto un día, por una broma que no nos ha gustado decidimos enfadarnos con alguien. Y cuando nos dicen "pero sí solo fue una broma...", la respuesta suele ser "es que con esa gota me colmó el vaso"...
¿Existe en los niños "esa última gota"? Pues logicamente, sí. Muchos padres y madres me cuentan asombrados la reacción exagerada que tienen sus niños ante cosas muy pequeñas. En esos casos les pregunto a qué llaman "cosas pequeñas". Y me cuentan la "perreta" del siglo por no tener unos cereales determinados en casa, o porque el paquete de galletas se cayó y las galletas ser rompieron. A esto le llama Aletha Solter el "efecto galleta rota".
Todas las personas necesitamos en algún momento dar salida a la frustración. Tanto si la nombramos "gota que colma el vaso", como si la nombramos "efecto galleta rota", nos estamos refiriendo a un momento en el qué las emociones de enfado, tristeza, etc. quedan al descubierto.
Aún conociendo esto, cuando un niño o niña llora desconsoladamente, las personas responsables de su cuidado sienten desazón, cuando no tristeza. Y hacer una escucha activa (o pasiva, según el caso) para un pequeño o pequeña, se convierte en una árdua tarea. Ya que el llanto suele aparecer en lo que los adultos tienden a calificar como "el peor momento" (justo antes de salir a trabajar, justo en la puerta del cole, etc.)
Ser el soporte emocional (así como el físico mientras no saben deambular) es una función parental. Pero no siempre se tiene el entrenamiento adecuado, y sobre todo, no siempre se han trabajado las propias emociones reprimidas, que tienden a reaparecer cuando queremos actuar dicho soporte emocional.
Una vez más, conocer la etapa evolutiva y saber que las reacciones infantiles son similares a las adultas, nos da la primera pista. Y hacernos conscientes de nuestras propias reacciones emocionales frente al llanto de nuestros hijos e hijas, nos muestran si estamos "forma" para apoyarles emocionalmente.
Encuentra más ideas y recursos en "Sin Castigos".
2 comentarios:
Azu y Male, quiero dejarles un premio en mi blog como símbolo de mi agradecimiento.... fueron mis primeras "maestras" en este camino del HS, y lo siguen siendo.
GRACIAS TOTALES!!!! =)
Hay Laura, no puede haber tantas casualidades en el Universo :-D
Justo preparé en la tarde de ayer la entrada para hoy jueves, con premios, y tu blog es uno de los que incluí ¡tenemos telepatía!
Pues nosotras tendremos que hacer otro premio más y tú también :-D
Muchos besos, y muchas gracias por el honor.
Publicar un comentario