Vía Bebés y Más (entrevista realizada por Armando) :
Hace unas semanas os presentamos el libro Maternidad adaptada, escrito por Estrella Gil, una mujer que padece una discapacidad del 90% que fue madre hace dos años.
Su caso nos pareció muy singular y su historia es un posible ejemplo para muchas madres discapacitadas e incluso para muchas madres que no lo están. Por esta razón decidimos realizarle una entrevista para conocer de primera mano su historia y su visión de la maternidad.
Hola Estrella, en primer lugar me gustaría que nos explicaras un poco la motivación de escribir este libro.
Pues se trata en cierto modo del diario de mi maternidad. El objetivo de este libro es contribuir en algo a cambiar la visión que se tiene del discapacitado físico y aportar el testimonio de una madre discapacitada, pues durante los primeros meses de embarazo busqué información sobre la maternidad en discapacitadas y realmente hallé muy poca.
Con respecto a la visión que se tiene de nosotros, parece que poco a poco estamos desterrando la idea del discapacitado dependiente de sus progenitores, incapaz de tener una relación adulta e independiente, una vida laboral y una vida familiar propia.
Sí, todo eso es más difícil de conseguir para los discapacitados que para el resto de las personas, pero no es imposible. Hoy en día, afortunadamente, es normal que una persona discapacitada consiga tener estudios. Su vida social se ha ampliado y algunos nos atrevemos incluso a tener hijos. No es cuestión de demostrar nada, es una decisión demasiado importante para que no provenga de un profundo deseo de ser madre o padre.
¿Siempre pensaste que serías madre?
Si, siempre que me imaginaba mi futuro había un niño en él. No concebía toda la vida sin tener hijos. Era un deseo muy fuerte. Después conocí a mi pareja y él también deseaba ser padre. Sabíamos que no iba a ser fácil pero no era imposible.
En la entrada en la que presentamos tu libro leímos que una enfermera “sugirió” en cierto modo que debías hacer algo con tu hijo, pues no parecía creer que tenerlo fuera una opción. ¿Has tenido que salvar más obstáculos como este a la hora de decidir ser madre?
Ese comentario de la enfermera dolió mucho, llegó en un momento sensible y hermoso y lo aplastó todo.
Pero he encontrado menos de los que temía, la verdad. Si me preguntas por ahora, sí, de vez en cuando me encuentro con caras de censura cuando me ven con mi hijo. Procuro darles la importancia que tienen: ninguna. Pero a veces no es fácil.
Cuando le planteé mi deseo de ser madre un par de años antes a un ginecólogo me dijo que sería viable con cesárea pero que tener un hijo no era solo parirlo… u otro que me informó amablemente de que tendría que tener relaciones sexuales. No sé por qué mucha gente relaciona una persona discapacitada con una persona inmadura e infantil.
Una discapacidad del 90% parece mucho. ¿Cómo te afecta en el día a día a la hora de cuidar de Miquel?
Una discapacidad del 90% parece mucho y lo es. Pero cuento con la ventaja que la tengo desde que nací. Con esto quiero decir que he aprendido a base de años a hacerme las cosas básicas de una manera diferente. Cuidar de mi hijo no es una excepción. Si para cambiarle el pañal lo hago en su cuna en vez de en el cambiador, ¿qué importa si así me es más fácil? A medida que el niño crece las cosas se facilitan pero en los primeros meses (de los que habla el libro) debía mover al niño de aquí para allá en su moisés con ruedas y sólo lo podía coger en brazos si estaba sentada.
Entrando un poco más en vuestra intimidad, ¿cómo te las has apañado para cuidar hasta ahora de tu hijo? Tengo entendido que Jordi, el papá, pasa muchas horas fuera de casa por el trabajo.
Jordi trabaja muchas horas pero cuando llega a casa él se encarga de bañarlo, cambiarlo y jugar con él. Por la mañana cuento con la ayuda de mis padres. A medida que el niño ha crecido me han dejado más margen para atenderlo yo sola. Pero es una gran ayuda. En los primeros meses salía con mi padre en el carrito o conmigo en la mochila. Por las tardes, lo duermo yo para hacer la siesta y después de la teta me lo ponía en la mochila para salir de paseo.
De igual modo que tú te has ido adaptando a Miquel, tu hijo, supongo que Miquel se ha ido adaptando a ti también, ¿estoy en lo cierto?
Pues si y parece increíble. Pronto me di cuenta de que nunca me pedía brazos si no me veía sentada. Cuando empezó andar y se caía normalmente se quedaba en el sitio esperando a que lo cogieran pero si estábamos solos, gateaba hasta mí para que lo pudiera coger mejor. Y en la lactancia… No es que a mí me cueste mucho descubrirme el pecho, pero hace meses que no lo hago, ya lo hace él.
Desde luego que sí parece increíble cómo llegan a conocer nuestras virtudes y defectos. Hablando con otras personas sobre tu libro, muchas me hacían la misma pregunta: ¿Cómo crees que será vuestra relación en el futuro, cuando Miquel crezca y sea más consciente de tu discapacidad?
La verdad es que me preocupa cuando los demás niños le hagan notar que su mamá es diferente cuando vaya al cole. Pero confío que él ya lo sabe y sabrá asimilarlo.
Volviendo a tu libro, ¿qué va a encontrarse el lector cuando abra la tapa de “Maternidad adaptada”?
Ante todo un libro sincero, tan sincero que a veces me asusta de que esté a la venta… Encontrará un embarazo muy deseado vivido en primera persona con toda la información que yo he podido recopilar y considero útil para cualquier embarazada. Espero que también encuentre una visión nueva de la discapacidad que está presente en toda la historia como co-protagonista solamente, por que la protagonista es la voluntad de ser madre.
Pues esto es todo, Estrella. Gracias por tus palabras y tu ejemplo.
De nada. Gracias a vosotros.
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