Una vez que hemos hablado, de la advertencia de castigo, haciendo clara la diferencia con la negociación, hablemos de un arte. Cuenta la rumorología popular que una mujer coincidió con Picasso en un café en París. Se acercó y le pidió un dibujo para su hija, gran admiradora del pintor. Picasso tomó una servilleta y dibujó. No le llevó más de cinco minutos. Le dió dicha servilleta a la mujer y le pidió a cambio una fuerte suma de dinero. La señora se quejó de lo caro que cobraba por cinco minutos, a lo que Picasso respondió que lo que realmente estaba cobrando eran los años de práctica.
No se si esta anecdota es cierta o no, pero vale para definir una parte del arte, la práctica que consigue mejorar una disciplina, autocorrigiendo los errores. La negociación es un arte, que mejora con la práctica.
Para hacer una negociación es necesario que existan dos personas libres. Ambas tienen necesidades que cubrir, y ambas tienen algo que ayudará a la otra persona. Así que deciden libremente ceder una parte de lo que "tienen" y así recibir cobertura a su necesidad por parte la otra persona.
Dicho así parece sencillo, y lo es, igual que dibujar. Pero igual que en el dibujo, existen innumerables técnicas. En la negociación, el habla es esencial. Manejar una escucha activa y eficaz imprescindible. Huelga decir que cuanto más complicada es la negociación, más entrenamiento en comunicación se necesita.
Lo realmente interesante se presenta cuando proponemos una negociación entre adulultos/adultas, y niños/niñas. Es todo un reto reconocer que los pequeños tienen algo que ofrecer, que pueden dar ideas que a los grandes no nos hubieran pasado por la cabeza. Poner en palabras que los menores entiendan, y para ello usar juegos y cuentos si la edad lo requiere, la situación que queremos negociar. Hacer "tormenta de ideas", en las que aportaremos por ambas partes. Y en la que ambas partes tenemos "derecho" a tachar algunas ideas.
Una negociación beneficiosa es aquella en la que ambas personas piensan que han ganado. Relación ganar-ganar la llaman en marketing. En ella el niño pensará que ha ganado, y el adulto también. Por lo tanto evitará rencillas y rebeliones. No todos los padres, madres, educadores y educadoras, que dicen que negocian con los más pequeños, conocen realmente la diferencia entre advertir un castigo, y negociar una situación. De ahí la confusión, y las quejas que escuchamos en más de una ocasión, en las que adultos dicen que la negociación con niños no funciona.
Teresa García.
Psicóloga clínica.
Encuentra más recursos e ideas en Sin Castigos.
No se si esta anecdota es cierta o no, pero vale para definir una parte del arte, la práctica que consigue mejorar una disciplina, autocorrigiendo los errores. La negociación es un arte, que mejora con la práctica.
Para hacer una negociación es necesario que existan dos personas libres. Ambas tienen necesidades que cubrir, y ambas tienen algo que ayudará a la otra persona. Así que deciden libremente ceder una parte de lo que "tienen" y así recibir cobertura a su necesidad por parte la otra persona.
Dicho así parece sencillo, y lo es, igual que dibujar. Pero igual que en el dibujo, existen innumerables técnicas. En la negociación, el habla es esencial. Manejar una escucha activa y eficaz imprescindible. Huelga decir que cuanto más complicada es la negociación, más entrenamiento en comunicación se necesita.
Lo realmente interesante se presenta cuando proponemos una negociación entre adulultos/adultas, y niños/niñas. Es todo un reto reconocer que los pequeños tienen algo que ofrecer, que pueden dar ideas que a los grandes no nos hubieran pasado por la cabeza. Poner en palabras que los menores entiendan, y para ello usar juegos y cuentos si la edad lo requiere, la situación que queremos negociar. Hacer "tormenta de ideas", en las que aportaremos por ambas partes. Y en la que ambas partes tenemos "derecho" a tachar algunas ideas.
Una negociación beneficiosa es aquella en la que ambas personas piensan que han ganado. Relación ganar-ganar la llaman en marketing. En ella el niño pensará que ha ganado, y el adulto también. Por lo tanto evitará rencillas y rebeliones. No todos los padres, madres, educadores y educadoras, que dicen que negocian con los más pequeños, conocen realmente la diferencia entre advertir un castigo, y negociar una situación. De ahí la confusión, y las quejas que escuchamos en más de una ocasión, en las que adultos dicen que la negociación con niños no funciona.
Teresa García.
Psicóloga clínica.
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